A la hora de elegir
una profesión, un negocio o una actividad productiva en la cual invertir
nuestros recursos (incluido nuestro valioso tiempo) se abren dos posibilidades:
Seguir el corazón, o seguir el dinero.
Cuando se elige
utilizando el corazón, se tiende a satisfacer el interés propio, el deseo
íntimo, el gusto o la pasión personal.
Un ejemplo podría ser que si a usted le gusta disfrutar de la buena
comida, quizás hacer una carrera relacionada con la gastronomía o la nutrición,
trabajar para una cadena restaurantera o simplemente promover un negocio de
banquetes exclusivos podría resultarle
fascinante.
Dejar que su corazón
lo guíe hacia el lugar donde usted se sienta más cómodo puede resultarle la
mejor forma de encontrar el éxito.
Si decide perseguir
la huella del dinero, habrá de tomar en cuenta las distintas variables que
componen el mercado y analizar parámetros como la demanda, el potencial de
ganancias, la perspectiva futura con base en diferentes escenarios, y los
recursos que se requieren así como los disponibles, tanto personales (tiempo,
habilidades y experiencia) como materiales y financieros (todo implica una
inversión) para responderse con sinceridad a la pregunta de que tan viable es
llegar a obtener los ingresos deseados.
Dejar que su mente
(y calculadora) le indiquen cual sería el nicho más rentable al cual usted
podría canalizar sus recursos quizás resulte una forma muy solida de conseguir
el éxito.
Pasión frente a
beneficio, cualquiera de estos dos enfoques podría funcionar.
He conocido a gente
exitosa con las dos formas de elegir una actividad, hay quienes afirman que es
más fácil ser consistente con las cosas que les gusta hacer, para las que se
tiene talento o por las que se siente un vivo interés, mientras que otros aseguran
que los beneficios y las posibilidades de éxito que pueden visualizarse ante un
buen estudio de mercado sirven como motor generando una fuerte motivación
suficiente para mantenerse en el camino.
Personalmente me
inclino por hacer una combinación de ambas, conviene elegir las actividades más
productivas dentro de aquellas que nos apasionan y no dejarse llevar
simplemente por una corazonada, por una creencia (que podría no ser real), o
por la influencia de otros.
Tome en cuenta que
ante cualquier elección, tanto en los negocios como en la vida, siempre
existirá un margen de riesgo que puede minimizarse haciendo algunas pruebas de
bajo costo, lo que disminuirá la posibilidad de quedar atrapado en una
actividad desagradable que además podría no tener los beneficios esperados.
La sugerencia es que
antes de comprometer su futuro y sus recursos en una actividad o negocio que
parezca sumamente prometedor haga algunas pruebas a una escala pequeña, si las
cosas parecen ir bien, puede ampliar sus esfuerzos de manera rentable. Y si descubre
que no hay mucho potencial en ese nicho después de todo, no habrá perdido
demasiado y si habrá ganado experiencia valiosa que le permitirá hacer una
mejor elección la próxima vez.
Hasta la próxima!
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